Lo que prometía ser la primera estrella en la historia de Universidad Católica se convirtió en una de las polémicas más ardientes del fútbol ecuatoriano. Un partido suspendido por un error de uniformes, reclamos reglamentarios y alineaciones dudosas definieron un campeonato que se resolvió en enero de 1980, en plena efervescencia de una Liga aún joven y pasional.
El 9 de enero de 1980, el Estadio Jocay de Manta vibró con la coronación de Emelec como campeón nacional de 1979. Los ‘bombillos’ aplastaron 2-0 al Manta Sporting Club (antecesor del actual Manta FC) gracias a un doblete letal de Lupo Quiñónez. Con 17 puntos, superaron los 16 de la ‘Chatoleí’ y arrebataron un título que los capitalinos ya celebraban en las calles de Quito.
Pero esa corona no se forjó solo en el césped: el verdadero drama se cocinó en el escritorio de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF). Todo explotó en la quinta fecha de la liguilla final, cuando Manta recibía a Emelec en el Jocay.
Por reglamento, el local debía lucir su camiseta titular. Sin embargo, Manta salió con su uniforme alterno, un azul-celeste casi idéntico al de Emelec. La confusión fue inmediata: árbitros y jugadores se perdían en el maremágnum de colores similares. Tras 30 minutos de desorden, el partido se suspendió.
Para calmar a la hinchada impaciente, se jugó un amistoso que Manta ganó 2-1. Emelec, fiel al reglamento, reclamó los puntos por la negligencia local. La FEF, en fallo controvertido, ordenó repetir el encuentro al final de la liguilla —una decisión salomónica que encendió las pasiones en un fútbol ecuatoriano marcado por rigideces administrativas de los 70.
Universidad Católica dominó esa liguilla con 16 puntos en 10 fechas, un punto por encima de Emelec (15 unidades, con el partido pendiente). El escenario estaba servido: victoria de Manta coronaba a la ‘Cato’; empate forzaba un desempate; triunfo ‘azul’ sellaba el título para los guayaquileños.
El 9 de enero, Emelec no falló. Bajo la batuta de su DT, Quiñónez firmó el 2-0. Pero la sombra de la duda persistió: Ernesto Guerra, técnico de Manta, alineó a varios suplentes, alimentando sospechas de arreglo. Así, la ‘Chatoleí’ vio esfumarse su sueño, ganado en la cancha, mientras Emelec sumaba su quinta estrella en una era dominada por ‘grandes’ como Barcelona y Liga de Quito.
El plantel ‘camaratta’ de 1979 era una obra maestra del argentino Antonio Ubaldo Rattín, exícono de Boca Juniors. Armó un «equipo de ensueño» con Polo Carrera y su zurda mágica, la inteligencia de Cristóbal Mantilla, la garra de Juan Ramón Silva, Mario Enrique Raffart, Carlos ‘Toti’ Veglio, Antonio Arias, Washington Méndez, Fausto Carrera, Jhon Landeta y Frisco Cajape. Esa campaña valió un histórico pase a la Copa Libertadores 1980, primer hito continental para el ‘Trencito Azul’.
El fútbol, siempre justiciero, ofreció consuelo rápido. El 23 de marzo de 1980, en la fase de grupos de la Libertadores, la U. Católica aplastó 5-0 a Emelec en el Olímpico Atahualpa. Para muchos hinchas, ese resultado fue la verdadera validación: la ‘Cato’ era el campeón moral de Ecuador.
Pasaron 46 años de sequía, con altos y bajos en una Liga cada vez más competitiva. Hasta el jueves 18 de diciembre de 2025, cuando el ‘Trencito Azul’ conquistó la Copa Ecuador bajo Diego Martínez. Con figuras estelares y una campaña impecable, el club ‘camaratta’ grabó su primera estrella de primera categoría.
Es el premio a décadas de fidelidad hincha, esfuerzo institucional y resiliencia. Sin duda, el inicio de una era dorada: el fútbol siempre recompensa a los perseverantes.


