Barcelona SC y Emelec están por cerrar otra temporada para el olvido. Los históricos clubes del Astillero suman ya cinco años sin coronarse campeones nacionales y enfrentan una crisis profunda, con graves problemas económicos y millonarios déficits que condicionan su presente y futuro.
La última alegría para los jugadores y aficionados de Barcelona SC se remonta al 29 de diciembre de 2020, cuando se coronaron campeones de la LigaPro en el estadio Rodrigo Paz Delgado. Desde entonces, aunque el ‘Ídolo’ ha seguido peleando, solo alcanzó la final en 2022, perdiendo el título contra Aucas. Por su parte, Emelec no se corona campeón desde 2017, pero logró llegar a la final en 2018 y 2021, sin éxito.
Durante estos cinco años, ambos equipos han rozado la gloria. En 2021, Emelec alcanzó la final tras ganar la primera etapa, pero el título se escapó ante un sólido Independiente del Valle. Barcelona SC, por su parte, perdió la final en 2022 frente a Aucas. A partir de allí, la hegemonía la tomaron clubes como Liga de Quito e Independiente del Valle, dejando a los del Astillero relegados.
En la LigaPro 2025, la situación no ha mejorado. Emelec lucha en el segundo hexagonal, ubicado cuarto y con opciones distante pero vigentes para acceder a la Copa Sudamericana. El equipo dirigido por Guillermo Duró, tras la salida de Jorge Célico y un interinato, intenta estabilizarse, pero sigue lejos de su mejor nivel.
Por su parte, Barcelona SC se despidió de la pelea por el título tras un empate clave en Loja y ahora se conforma con asegurar plaza para la Copa Libertadores 2026. Una derrota deportiva que duele aún más al ser el año de su centenario y tras registrar una de sus peores campañas de local en mucho tiempo: solo 27 puntos de 57 posibles, dejando escapar hasta 30 unidades en su estadio Banco Pichincha.
El común denominador que explica esta decadencia no está solo en la cancha. Los problemas administrativos y económicos parecen ser el principal lastre. Barcelona SC vivió paros de entrenamientos porque la dirigencia, liderada por Antonio Álvarez, no cumplió con pagar salarios, mientras los déficits crecieron hasta casi los 55 millones de dólares.
Emelec enfrenta una situación similar. Desde la llegada de Jorge Guzmán a la presidencia en abril, ha sufrido múltiples paros de jugadores y decisiones de no concentrar por falta de pagos. Con un déficit superior a los 20 millones, la prioridad ha sido sanear deudas FIFA y evitar el descenso, logrando inscribir jugadores para la segunda parte de la temporada.
Ni siquiera la Copa Ecuador ha sido un refugio. Ninguno de los dos clubes ha alcanzado nunca la final, quedándose siempre en semifinales. Los resultados deportivos han sido pobres, y la vitalidad que históricamente mostró el Astillero parece estar en un momento crítico.
Aunque Barcelona SC esté virtualmente clasificado a Copa Libertadores y Emelec haya evitado el descenso, la ausencia de títulos en cinco años es una llamada de atención para dos gigantes del fútbol ecuatoriano que, por historia y pasión, están obligados a exigir mucho más.
El reto es mayúsculo: superar la crisis administrativa, recuperar la fortaleza deportiva y devolver a los hinchas del Astillero esos momentos de gloria que hoy parecen tan lejanos.
