No es novedad que el amaño de partidos viene acarreando espacio dentro del fútbol, sin embargo, en Ecuador pasó de ser una simple apuesta a poner en riesgo la vida de jugadores, dirigentes y sus familias. Sin embargo, la culpa resalta desde las cabezas de los equipos, pues según el testimonio al que tuvo acceso el diario PRIMICIAS, permitían que estas personas tuvieran acceso completo a los jugadores del club.
El jugador (nombre protegido por razones de seguridad) se encuentra fuera del país al sentirse amenazado por estos individuos y relató cómo fue reclutado para ser partícipe de estos amaños. A continuación el testimonio del mismo:
«Los que se dedican a las apuestas y a los amaños de partidos en Ecuador son unos brasileños.
Un día nos llamaron a dos jugadores. Hablamos con los hijos del presidente del club. Nos dijeron que el equipo estaba en quiebra, que no tenían dinero, que estaban jodidos. Preguntamos «¿para qué era esta reunión?» y nos respondieron: «Tenemos dos personas que quieren invertir».
Nos dijeron que iba a haber partidos donde tendríamos que dejarnos hacer un gol al minuto 70 u 80. Con mi compañero nos vimos la cara y, como sabíamos que teníamos un buen equipo, dijimos que bueno. Si es así y estamos 2-0 o 3-0, no hay problema. Nos ofrecieron 5.000 dólares por jugador, que nos dejemos hacer un gol y ellos iban a meter entre 100.000 y 200.000 dólares por esa apuesta. Así empezó todo.
Ellos nos daban la mitad del dinero antes, es decir 2.500 dólares. Si no se hacía el trabajo tocaba devolver. Por penal ofrecían 5.000 más. Sumados a los otros 5.000 -si es que haces el trabajo-, ya serían 10.000. Si un jugador hacía tres penales, eran 15.000; más 5.000 del trabajo, eran 20.000 dólares que podía cobrar un jugador.
En ese primer partido, íbamos 1-0 y lo ganamos. Ellos perdieron dinero. Después nos comentaron que debíamos hacer caso a señales en el estadio; que al minuto 79 ellos movían una bandera en tribuna y nosotros teníamos que dejarnos hacer el gol. En el siguiente partido nos pidieron lo mismo. Un gol al minuto 80, pero íbamos empatando 1-1 y tampoco hicimos caso.
Ahí se pusieron las cosas calientes. Nos fuimos a la casa donde vivíamos varios jugadores y nos siguieron los dos brasileños y la mujer que está encargada de los vínculos. Les manifesté que yo no iba a hacer que mi equipo pierda, porque la idea era ascender. Entonces ellos se pusieron bravos y dijeron que no pueden seguir pasando estas cosas.
Después nos tocó otro partido. Ellos llegaron a conversar la noche anterior. Estábamos comiendo pizza y por ahí tomando cualquier cosa. Llegaron los brasileños con la mujer encargada de hacer los vínculos. Ellos tenían contacto con otro jugador del equipo. Dijeron que para el día siguiente debíamos hacer un trabajo.
-Dijimos: ¿Qué trabajo quieren?
-Que pierdan el primer tiempo
-¿Cuánto?
-4 a 0
Nosotros les dijimos que no, que estaban locos, que no es así. Entonces la mujer dijo: «Ya vengo, me voy a ver a mi marido que me está esperando afuera». A los 10 segundos entraron como 10 personas con fusiles, pistolas y escopetas.
Nos amarraron, nos pisaron y nos robaron. A mí me partieron la cabeza con la pistola. Dijeron que eran brasileños, que supuestamente tenían una conexión con Los Lobos y que la mujer sería familiar de Colón P., quien sería el cabecilla de toda esa red de amaño de partidos.
Hicieron una videollamada con él y nos empezó a insultar. Colón P. nos dijo: «Ahorita voy a matar a uno para que vean que es verdad». Nosotros les lloramos. Les suplicamos que no nos maten.
No mataron a nadie, pero sí nos pegaron muy fuerte, muy feo. Ese día no pude ni dormir. Ellos querían que perdiéramos en el primer tiempo. Nosotros estábamos primeros en la tabla, el otro equipo estaba último y la casa de apuestas pagaba casi 15 dólares por cada dólar.
Nos dijeron que en el primer tiempo tenía que haber cuatro goles, o, si no, se mueren toditos en el camerino.
Cuando llegamos vimos que los brasileños estaban afuera del camerino. Nos esperaban con fusiles. Eso fue en el estadio Bellavista. Ya nos vimos muy acorralados.
Entramos al camerino y yo hacía mi cara como que no quería jugar, pero no podía hablar porque estaba el otro jugador, que era el contacto adentro del camerino. Si algo pasaba, él hablaba y ahí sí nos metíamos en problemas.
Después nos mandaron el voucher de la casa de apuesta, de que habían apostado USD 180.000. Nos dijeron que si perdían esa apuesta, se morían nuestros papás, madres, hijos, nosotros, todo.
Ya saben lo que pasó en ese partido. Hubo los cuatro goles (Chacaritas perdió 5-1). Yo estaba a medio gas. Todos los jugadores estaban a medio gas. Había como ocho jugadores que estaban comprometidos. En fin, ellos ganaron más de 1 millón y estaban contentos. A nosotros no nos dieron nada.
Después, le contamos al entrenador lo que pasó. Le enseñamos un video en donde nos pegaron y nos pisaron. Ellos querían que él también coopere. Pero el ‘profe’ renunció, porque no quiso aceptar.
Entonces los brasileños optaron por ir contra la dirigencia. Se metieron en la casa del presidente. Los amarraron, los pegaron a él y a sus hijos.
Los dirigentes pusieron una demanda, pero realmente ellos abrieron la puerta. Los brasileños iban incluso a la cancha y a los entrenamientos.
Nosotros nunca denunciamos por miedo. Sea lo que sea, son mafias que tienen conexiones. No es chiste lo de los amaños. Son personas que le obligan a uno a hacerlo por miedo a que maten a alguien. Cualquier persona, por más fuerte que sea, va a hacer caso, porque son personas malas.
Todo empezó por esta señora que hace vínculos desde hace años. Ella nos contaba que en el Deportivo Quito hizo mucho dinero, aunque en esa época no había casas de apuestas. Todo lo hacían con directivos y empresarios.
Ellos van a los clubes, ofrecen jugadores y patrocinio. Ofrecen 80.000 dólares mensuales por tener tres jugadores ahí. Y como meten dinero, entonces convencen a los dirigentes. Ellos tienen las conexiones con otros países.
Por ejemplo, las apuestas con nosotros se hicieron en Tailandia. Tienen conexiones en todo el mundo. Por eso es que a veces no encuentran dónde están las apuestas.
Me enteré también que hay chinos en Loja, que hubo un tiempo que ofrecían trabajo a un equipo de esa ciudad. Miren lo que pasó con Jonathan González (club 22 de Julio). Lo mataron para que vean que no es broma.
Los brasileños tenían el nexo con Colón P., jefe de todo. Estoy 100% seguro que ellos están metidos en el problema con Jonathan González.
Yo sentí que tenía que huir un día que estaba en mi casa, compartiendo con unos amigos y llegó una persona, me identificó y me dijo: «Mira, están preguntando por ti Los Lobos».
Eso escucharon todos mis amigos y me dijeron: «Te está avisando». Entonces, compré un boleto y viajé al día siguiente y me quedé por acá porque si me llegaba a pasar algo no quería que sufra mi familia.
Está jodido el país con las casas de apuestas, realmente jodido. Todo está dañado. Lo grave pasa en Serie B, porque los clubes de Serie A no les dejan meterse. Yo creo que va a llegar a un punto en el que el presidente de la LigaPro va a cancelar el campeonato».
Testimonio tomado del diario PRIMICIAS