«Una cuenta pendiente», fue la frase a la que apeló el tetracampeón mundial neerlandés Max Verstappen para resumir sus experiencias previas en el Gran Premio de Singapur, decimoctava cita del calendario de la Fórmula 1 que se correrá este domingo en el circuito callejero de Marina Bay, único en el que hasta ahora nunca cantó victoria.
Desde que disputó esta carrera por primera vez en 2015 con Toro Rosso y en la que finalizó octavo, «Mad Max» estuvo dos veces a un paso de celebrar: hace un año, cuando finalizó a espaldas del británico Lando Norris, de McLaren, y en 2018, cuando escoltó en el podio al británico Lewis Hamilton, por entonces piloto de Mercedes.
Un tercer puesto en 2019 (año en el que Ferrari festejó el uno-dos en el podio con el alemán Sebastian Vettel y con el monegasco Charles Leclerc), un séptimo lugar en 2022 y un abandono en 2017, completan las estadísticas del neerlandés en este trazado en el que Red Bull sí festejó con Vettel en 2011, 2012 y 2013 y con el mexicano Sergio Pérez en 2022.
Verstappen tratará de romper el «maleficio» este fin de semana para sumar su tercera victoria en fila en esta temporada que lo vio ganar en cuatro ocasiones, las últimas dos en Monza y en Bakú, que le permitieron generar una dosis de incertidumbre en un campeonato que parecía definitivamente inclinado en favor de los pilotos de McLaren.
«Las últimas dos carreras han sido fantásticas para el equipo. Hemos progresado mucho y vamos por buen camino», dijo al respecto Verstappen, que con 255 puntos se ubica a 44 de distancia del escolta Norris y a 69 unidades del líder australiano Oscar Piastri cuando quedarán por disputarse otros seis Grandes Premio después de Singapur.
«Encontramos una buena puesta a punto para las máquinas, pero Monza y Bakú son circuitos de baja carga aerodinámica, mientras que este es bastante diferente. Será más que una prueba porque es una pista muy exigente también a nivel físico para los pilotos y te obliga a acostumbrarte a las molestias», explicó el piloto de Red Bull.
«Es un circuito urbano divertido para conducir», completó al recordar que «nunca gané aquí, por lo que puedo decir que tengo una cuenta pendiente. Veremos qué nos depara este fin de semana», agregó Verstappen, quien durante la breve pausa en la máxima categoría aprovechó para celebrar una victoria en las 4 Horas de Nürburgring.
No podía haber sido mejor su estreno en la categoría SP9 pues ganó y lo hizo al comando de una Ferrari 296 GT3, una experiencia que el propio piloto consideró «genial» y espera repetir el próximo año en ese mismo trazado, pero en las 24 Horas.
La «comunión» entre Verstappen y Ferrari alimentó la ilusión de los fanáticos de la escudería italiana de verlo al mando de un bólido de Maranello en la Fórmula 1, aunque su contrato con Red Bull caducará en 2028 y el sueño tiene más visos de utopía que de realidad. La actualidad de Ferrari tampoco ayuda porque, salvo por aquella victoria de Hamilton en la «Sprint Race» de China, no celebró ninguna otra en esta temporada en la que el desembarco del séptuple campeón mundial no aportó hasta el momento los resultados esperados.
«El objetivo para el fin de semana sigue siento maximizar el potencial de las máquinas, considerando que en las últimas carreras hemos notado que pequeños detalles pueden hacer grandes diferencias», agregó, al coincidir con Verstappen en que este trazado «es uno de los más exigentes para pilotos y máquinas».
«El hecho de correr de noche y con una pista tan cercana a los muros obliga a la mayor concentración», completó Vasseur, al destacar también que «este año, el incremento del límite de velocidad en el callejón de boxes podría tener influencia también en las estrategias».