El fútbol mundial volvió a vestirse de gala en el Théâtre du Châtelet de París con la entrega del Balón de Oro 2025, una ceremonia que dejó momentos memorables y consagró a dos grandes protagonistas: Ousmane Dembélé y Aitana Bonmatí. Ambos hicieron historia al levantar el trofeo más prestigioso a nivel individual, en una edición cargada de emoción, declaraciones y reconocimientos.
La gran sorpresa de la noche la dio Ousmane Dembélé, quien conquistó por primera vez el Balón de Oro masculino tras una temporada inolvidable con el Paris Saint-Germain. El extremo francés fue pieza fundamental en la conquista de la primera Champions League del club parisino, además de la Ligue 1 y otros títulos nacionales.
Al recibir el premio de manos de Ronaldinho, uno de sus ídolos de infancia, no pudo ocultar su emoción: “Lo que acabo de vivir es excepcional, no tengo palabras. Ganar la Champions con el PSG y ahora este trofeo es un sueño. Siento un poco de nervios, porque no es fácil ganar esto, y que me lo entregue una leyenda como Ronaldinho lo hace aún más especial”, dijo con la voz entrecortada y evidentes gestos de emoción.
En el fútbol femenino, Aitana Bonmatí confirmó su reinado absoluto al conseguir su tercer Balón de Oro consecutivo. La mediocampista del Barcelona se consolidó como líder indiscutida en su club, campeón de la Liga española y finalista de la Champions League. Al subir al escenario, agradeció a France Football, a sus compañeras y al cuerpo técnico: “Este premio es de todas. Comparto este reconocimiento con mis compañeras, mi club y con quienes cada día trabajan para que el fútbol femenino siga creciendo. Me siento orgullosa de ser parte de este camino y de ver cómo el nivel competitivo no deja de subir”, destacó con una sonrisa de satisfacción.
La velada también premió a las nuevas generaciones. Lamine Yamal, la joya del Barcelona, se llevó el Trofeo Kopa al mejor jugador joven, mientras que Vicky López fue la elegida en la categoría femenina.
En la portería, Gianluigi Donnarumma se adjudicó el Trofeo Yashin masculino, mientras que Hannah Hampton hizo lo propio en la rama femenina y, al recibirlo, agradeció con emoción a su familia y a los aficionados que la han apoyado en su trayectoria.
El PSG se consolidó como el gran protagonista de la temporada al ser nombrado Club del Año en la rama masculina, un reconocimiento a su histórica conquista europea, mientras que el Arsenal se llevó el galardón en el fútbol femenino. Luis Enrique, entrenador del PSG, fue distinguido como mejor técnico del año y, aunque no pudo estar presente por compromisos deportivos, envió un mensaje en el que recalcó que el mérito es colectivo: “Lo más importante no es un premio individual, sino el reconocimiento de los aficionados y lo que conseguimos juntos”.
En la rama femenina, la seleccionadora Sarina Wiegman volvió a ser homenajeada por su capacidad de liderazgo y su constancia en la élite.
El cierre de la gala dejó una sensación de renovación en el fútbol europeo. La consagración de Dembélé marca un punto de inflexión en su carrera, después de años marcados por lesiones y críticas, para ahora situarse en la cima del mundo.
Por su parte, Aitana Bonmatí sigue escribiendo su nombre con letras doradas en la historia del deporte, consolidándose como referente y ejemplo para las nuevas generaciones. París fue testigo de una noche inolvidable, en la que el talento, la pasión y la emoción volvieron a recordarle al mundo por qué el Balón de Oro es mucho más que un premio: es el reconocimiento a la grandeza del fútbol.
