Lo que debió ser una noche llena de algarabía, mucho fútbol rivalidades en la cancha, terminó convirtiéndose en una noche de dolor, preocupación, incertidumbre, mucha sangre, un partido suspendido y un “tire y jale” por quién tiene la culpa.
El escándaloso episodio de violencia que se vivió por más de 2 horas en las tribunas del estadio Libertadores de América de Avellaneda, levantó muchas interrogantes sobre el desarrollo de torneos en Sudamérica pero no solo a nivel de clubes o comportamiento de las barras bravas, sino, a nivel organizacional por parte de la CONMEBOL.
Según las declaraciones de varios testigos (que en internet hay muchos y no son solo de un solo lado) convergen en un solo aspecto ¿Dónde estaba la policía?.
Según el portal web de TyC Sports, habían “620 uniformados que no ingresaron por orden de la CONMEBOL”, de ser esto cierto el ente regulador del fútbol sudamericano, no solo debería analizar la seguridad en los estadios por parte de los equipos involucrados y sus hinchas, sino también a nivel protocolario interno, al no asegurarse de que los escenarios deportivos cuenten con los requerimientos específicos -que supongo, están más que bien establecidos en el reglamento de competición de la CONMEBOL- para formar parte del torneo.
Con ésta, actualmente existen 3 versiones de aquella terrorífica y fatídica noche, pues tanto dirigentes como hinchas se la pasan diciendo y señalando culpables, pidiendo puntos, eliminaciones, “justicia”, pero, ¿qué pasa con los heridos con pronóstico reservado y con los detenidos que están detenidos de manera injusta y que no formaban parte de ningún bando? ¿Qué pasa con los hinchas reales que fueron a vivir la fiesta del fútbol como se debe y terminaron en una celda o en una cama de hospital en estado crítico?, ¿Qué pasa con los familiares de esos hinchas que se encontraban en su casa, confiando en que sus hijos regresarían sanos y salvos a su casa?, ¿Alguien ha preguntado por ellos?
¡NO!
La preguntas que rondan el mundo son
«¿Quién irá a enfrentarse contra Alianza Lima?»
«¿Qué decisión tomará la CONMEBOL?»
«¿Suspenderán indefinidamente el estadio de Avellaneda?»
«¿Qué equipo será desclasificado de la Sudamericana?»
Gente! Esto fue un tirar a matar y absolutamente nadie hizo nada, ni como personas, ni como dirigentes, ni como entidad regulatoria. Se limitaron a quedarse viendo el “Show” y reaccionaron muy tarde, a la espera de que las cosas se calmen, algo que jamás iba a pasar porque este no es el primer caso de este tipo de agresiones en el estadio.
Este artículo, más que un llamado de atención a las autoridades, es un llamado a su humanidad y a la consciencia de cada uno de nosotros. Con tantos problemas en el mundo, que generan caos, dolor, terror, seamos la parte empática, la parte hermana, el amigo, la amiga. Seamos la solución y no dañemos lo lindo del fútbol, uno de los tantos deportes que une países, etnias y culturas distintas para aprender de cada uno de ellos y no para matarnos a golpes ni a sangre fría.
